DR. JAVIER ALBARES – Los humanos adultos deberíamos dormir un promedio de 8 horas, lo que equivale a una tercera parte del día y, visto en la perspectiva de toda una vida, equivale a un tercio de ella.
¿Para qué queremos pasar una tercera parte de nuestra vida durmiendo?
Dormir no es un capricho, es un proceso fisiológico fundamental, como lo es comer y beber, vital para las personas.
Todos hemos tenido la experiencia de una noche en vela y sabemos cómo nos encontramos al día siguiente: somnolientos, irritables, faltos de energía, enlentecidos cognitivamente, con una capacidad de retentiva disminuida… y sabemos que estos síntomas desaparecen sólo con dormir.
Pero, además de hacer que nos sintamos descansados al día siguiente, dormir tiene muchas otras funciones:
- Consolidar la memoria y el aprendizaje y mejorar el rendimiento escolar y laboral. Durante el sueño, el aprendizaje realizado durante el día se consolida.
- Reforzar el sistema inmunitario: el sueño es imprescindible para que el organismo mantenga la homeostasis. Durante el sueño, el cuerpo libera citoquinas (proteínas que ayudan al sistema inmunitario). Algunos estudios muestran que las personas que duermen 6 horas tienen 4 veces más riesgo de contagiarse de algunos virus, como el rinovirus, que aquellos que duermen 8 horas.
- Disminuir el riesgo de obesidad, manteniendo el equilibrio hormonal. La actividad metabólica es un proceso que se modula durante el sueño. Un patrón de sueño inadecuado (calidad, cantidad y horario) contribuye a alteraciones metabólicas tempranas, que nos pueden llevar a una ganancia de peso mayor y, en consecuencia, un riesgo de obesidad.
- Control del apetito: la privación de sueño provoca más hambre y aumenta la necesidad de consumir hidratos de carbono y azúcares. Esto viene provocado porque, la falta de sueño hace que aumente la grelina (hormona gástrica que regula el apetito) y que disminuya la leptina (hormona que tiene como función inhibir la ingesta de alimentos y aumentar el gasto energético para mantener constante el peso corporal). Además, la leptina, genera la señal de saciedad en el cerebro.
- Regeneración de tejidos y órganos: función básica, sobre todo en niños y adolescentes. Durante el sueño aumenta la secreción de la hormona de crecimiento y, si éste se ve alterado por la causa que sea, se produce una disminución significativa.
- Limpieza de residuos: durante el sueño profundo se produce la limpieza de los residuos acumulados durante el día. La falta de sueño profundo facilita que se acumulen sustancias tóxicas para el organismo, como la proteína B-amieloide, relacionada con la enfermedad de Alzheimer.
- Disminuir alteraciones a nivel cardiovascular. Durante el sueño se produce una relajación muscular que también afecta a nivel arterial, disminuyendo la presión arterial entre un 10 y un 15%. Tener un sueño de calidad, junto a realizar actividad física y mantener una correcta alimentación, reduce hasta en un 65% el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular y hasta un 83% la posibilidad de morir a consecuencia de ella.
- Mantener un buen estado anímico. Cuando no dormimos, tenemos menos paciencia, nos enfadamos con más facilidad… en definitiva, estamos más irritables. Si la situación se mantiene en el tiempo, puede aparecer la distimia y el bajo ánimo como consecuencia de un mal descanso.
- El sueño es fundamental también para desarrollar la creatividad y la empatía. Una sociedad mal dormida es una sociedad menos sana.
Leyendo todo esto… ¿sigues pensando que no pasa nada por ganar horas del día restándoselas a la noche?.